sábado, 5 de marzo de 2011

Capítulo 1: Martes, 5 de octubre, 1943


Era noche profunda y la luna creciente apenas lograba iluminar el cielo con su desvaída luz plateada. Los primeros fríos de invierno habían hecho acto de presencia la semana anterior, y la niebla los acompañaba cual fiel compañera, cubriéndolo todo.

La figura de varios aviones se recortaba en la oscuridad y, a pesar de lo tardío de la hora, en aquel aeródromo todavía se distinguían las tenues sombras de varias personas trajinando entre los aeroplanos. De cuando en cuando un foco de luz blanca barría todo el lugar, buscando cualquier anomalía, por pequeña que fuera, con la sirena de alarma siempre a punto. Toda precaución es poca cuando se está en guerra con medio mundo.

En uno de esos “escáners”, el foco iluminó brevemente a dos personas que hablaban en voz baja junto a un pequeño Fieseler Fi 156 Störch, avión usado especialmente para misiones de reconocimiento y comunicaciones entre las líneas.
–Ya sabe lo que tiene que hacer. –Decía un hombre a su acompañante. Su voz era enérgica y autoritaria, áspera. Se notaba que estaba acostumbrado a mandar y a ser obedecido.
–¡Sí, señor! – La voz que respondió era de mujer.
–¡Ausgezeichnet! Allí la estará esperando uno de los nuestros. Se reunirá con él y así podrá informarle de los detalles más prácticos de la misión.
–¿Cómo lo reconoceré señor?
–Es hombre, de ojos y pelo negro, piel pálida. Aquí tiene una foto. – Le alargó un papel.
Ingrid, observó atentamente la imagen, intentando memorizar los rasgos del hombre, sorprendentemente joven, allí fotografiado, puesto que no podía llevársela consigo. Si lo hacía y luego la atrapaban…La tortura no era ninguna broma. Ingrid prefirió no pensar en esa posibilidad. Respirando hondo, intentó convencerse a sí misma. 

Ingrid, concéntrate en el momento, aquí y ahora. Ya lo sabes, “El pasado ya no está y el futuro está muy lejos”… No te disperses.

Devolvió la fotografía. El oficial alemán continuó hablando, impasible.

–De cualquier modo, para facilitar el encuentro y evitar confusiones, hemos dispuesto un punto de contacto, os reuniréis ambos en una pequeña iglesia abandonada en medio de una campiña. Además, el contacto llevará un pañuelo atado a la muñeca. Lleve usted uno al cuello, así él la reconocerá.

–¡Sí, señor! –respondió Ingrid militarmente.

–Si no tiene ninguna pregunta más, suba al avión. La están esperando.

Y sin más palabras, sin ningún gesto de despedida hacia su tierra, a la que tal vez nunca volvería a ver, Ingrid subió al avión. 

Dentro, un joven con el pelo de un rojo tan furioso que destacaba en la tenue y grisácea luz que apenas iluminaba el avión, controlaba los mandos. La mirada fija en ellos y el ceño fruncido. Junto a él se sentaba la copiloto, que se encargaba de la radio y otras cuestiones técnicas. No tendría ni veinte años. Ingrid se sentó en la parte de atrás, agarrada a las correas de sujeción. Era el único sitio que quedaba libre, el avión era muy pequeño y no estaba preparado para transportar pasajeros.

-Ya podemos despegar, Garin.

Él aludido no respondió, simplemente accionó un par de botones y aferró los mandos. El avión dio una brusca sacudida y salió disparado hacia delante. Ingrid y la otra chica se agarraron donde pudieron, conscientes de que tal vez no lo lograrían. No era frecuente, pero siempre existía la posibilidad de acabar estampados contra el suelo, los sistemas de aviación eran relativamente modernos y pilotar todavía era un trabajo peligroso. El motor del avión parecía rugir en el silencio de la noche, pero finalmente se elevó y voló sobre los terrenos conquistados por Alemania, atravesando el oscuro cielo, rumbo a la frontera francesa.

El vuelo duró unas cuatro horas, cuatro horas de silencio. Garin manejaba los mandos con seguridad, no en vano era el mejor piloto de su promoción, pero se mantenía callado y taciturno. Sentía como si estuviera conduciendo a su hermana al matadero. Pero no tenía opción. Apretó los dientes con fuerza. 

Maldito alto mando… Ingrid no saldrá viva de esta. 

Notó como una pequeña mano de dedos fríos se apoyaba en su brazo, intentando confortarlo. Heidi, la joven copiloto, tan sólo lo miró, comprendiendo lo que sentía. Ella había perdido toda su familia en la primera Gran Guerra, y ahora, aunque era lo último que deseaba, estaba metida de lleno en la Segunda. Pero si las armas eran el único modo de defender a su país y todo lo que quería… que así fuera.

De pronto se oyó un estruendo. Con los ojos entornados por la concentración y las manos crispadas, Garin viró bruscamente, intentando esquivar los cañonazos. El anterior silencio había desaparecido, sustituido ahora por el estampido producido por los cañones. 

-¡Nos han descubierto!

-¡Premio por constatar lo evidente!-gruñó Garin por toda respuesta, sin apartar la mirada de sus manos, aferradas al control.

-¡Tenemos que aguantar un poco más, todavía no estamos lo suficientemente cerca del punto de encuentro! –intervino Heidi, también gritando. Nadie sabe por qué, pero en momentos de tensión todo parece que saldrá mejor si en lugar de hablar, gritas. – ¡Prepárate Ingrid!

Ingrid ajustó las correas del paracaídas que se ceñían entorno a su cuerpo, comprobándolas. 

-¡Estoy lista!

-¡Todavía no! ¡Garin!

-¡Hago lo que puedo!-protestó el pelirrojo mientras con un looping intentaba no ofrecer un blanco fácil al enemigo. Ingrid chocó contra la pared del avión.

–¡No duraremos mucho más! ¡Me bajo aquí! ¡Vuelve a Alemania!-decidió la soldado, abriendo la puerta. 

-¡Espera, Ingrid! ¡Esto no es un tranvía del que puedas…! –Garin intentó detenerla, pero ella ya había saltado a tierra enemiga.

-¡Ingrid!

Garin y Heidi la buscaron con la mirada, pero el cielo estaba todavía muy oscuro. Además, los aleatorios focos franceses que barrían el cielo intentando encontrarlos nuevamente impedían ver nada en la profunda negrura. Faltaban tres horas para el amanecer y no pudieron distinguir nada. 

Tras el salto de su hermana, Garin parecía que se había quedado sin fuerzas. Ingrid… no volvería a verla. En su interior, el resentimiento, ya presente, crecía y se enroscaba en torno a su corazón. 

Una bala de cañón pasó rozando el Fieseler, que se estremeció entero. Heidi gritó y al oírla, Garin volvió a la realidad. Heidi no debía morir. No había conseguido salvar a sus hermanos, pero salvar a Heidi estaba en sus manos. Agarró los mandos y enderezó el avión, elevándose como un sacacorchos, para luego bajar bruscamente. Un rizo, y otro, para despistar. Cualquier copiloto se habría mareado, pero Heidi no lo hizo. Estaba más que acostumbrada a volar junto a Garin. Finalmente, con un último looping, desaparecieron del radio de alcance de los franceses.

–Voy a dar parte de la misión. –comentó Heidi en voz baja cuando el avión se hubo estabilizado. No era necesario decirlo, pues era el procedimiento habitual, mas ella lo creyó necesario en aquel momento. Necesitaba, más por ella misma que por Garin, que alguien hablara para eliminar la amarga sensación que se había establecido en el ambiente. Encendió la radio y se colocó el aparato.

–¿Terminal? ¿Terminal? Aquí Heidi, desde el Rabe schwarz. ¿Me reciben? Cambio.

-Aquí terminal, le recibo. Cambio.

-Procedo a referir el informe de la misión. Cambio.

-Le escucho. Cambio.

-Vuelo estable sin problemas hasta la llegada a Francia. Cuando apenas quedaban 10 kilómetros para alcanzar el punto de encuentro, fuimos descubiertos por los franceses. Tuvimos que dejar a Ingrid a esa altura, no pudimos llegar más lejos. Por lo demás todo bien. Ningún herido, sin desperfectos. Cambio.
-Recibido. Preséntense cuanto antes en el aeródromo. Cambio y corto.



5 comentarios:

  1. Hola!
    me encantaria ler la estoria en la version de naruto.
    aqui dejo mi email: kuro-neko@hotmail.co.uk
    ya he leido parte de la estoria cuando tenias conta en fanfic.es, mi nombre ala era "pako"
    gracias :)

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  2. Hola :D
    Me gustaria leer el fic en la version de Naruto y tal :B
    Mi correo es camiz03@hotmail.com
    Creo que se borraron todas las cuentas de fanfic.es :/
    Que bueno que hayas vuelto a subir el fic y que te haya encontrado, este era de las pocas historias que me encantaban y que seguia fielmente :)
    Y eso :D

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  3. hola, solía leer tu fanfic hasta que se borró y acabo de encontrarlo otra vez
    missing_dawn@hotmail.com

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  4. Holla, Alicia.
    Soy yo nuevamiente. Recebi tu email despues de comentar aqui pero no recuerdo la razon, no pude ver en lo mismo dia y despues perdi la contraseña de mi email. Esos dias me recorde de la estoria porque estaba hablando de fanfics de guerras con una amiga y yo he dicho que solo ley una que era realmiente buena (de las no universo alternativo) y era esa. Solo hoy, finalmiente yo pude consegui recordar lo nombre de la estoria. te buscaba como "en tiempos de la guerra y del amor" hehehe pero fui al fanfic.es y lo texto del capitulos estan borrados.
    estas postando en otro sitio?
    ahora estoy con ese email: queima-roupa@hotmail.com lo otro aun no se la contrasena. me gustaria oir de ti, gracis. (espanol no es mi lengua materna)

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  5. holaaa!! esta historia la leia en una pagina version naruto pero la borraron y fue mi fin! me llamaba mucho la atencion el trama era genial!. Cuando encontre esta pagina comence a leerlo otra vez y no pase del segundo capitulo porque soy mala con los nombres y no me acorde de nadie T.T. si no es mucha molestia podrias mandarme la otra version a mi correo por favor?? (ivonbarakat@hotmail.com) Te lo agradeceria mucho!

    Hasta luego. Hablamos!!

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